9.9.07

Bajando me hundo.

Es porque es. Las explicaciones sin explicación. Si es que apelan a la idiotez, no lo sé. Y yo queriendo hablar de la mierda y terminando hablando de dios. Llegue acá por la cumbia, las ratas y el tango. Pasó así, finalmente varios cebos fueron puestos, a los que varias ratas se ve que accedieron, porque fue un griterío de ratas agónicas toda una noche, lo juro no miento. Llegar al papel, que ahora está detrás de tantas otras cosas, gritos y corridas. El fumigador dijo después que las ratas envenenadas, antes de morir, pelean entre ellas, y gritan. A lo cual yo… dije que… nada… titubeo… le abro una puerta, le abro otra, le muestro un agujero en el piso y le digo “tal vez por ahí se pueda poner cebos”, y puso, y desapareció al otro día, es decir que comieron, encontré despues otro agujero que… y así la casa, cada parte tiene un nombre y un especialista que se hace rogar y es bien pagáo. Y nada. Cumbia en la calle, parlantes puestos en la vereda con alevosía. ¿Bajar y decir “la vereda es de todos”?, estoy juntando, mirá que estoy juntando… al menos hay un escenario, hay un volquete. Cada queja esperando volar y llegar a su destino. Cada reclamo, cada ponerse firme, en los asuntos. Cada asunto, y ser especialista ¡¿y para qué?! Nunca estuve tan desesperado, si llegás a leer esto, no hagas nada, no te corresponde, solamente andá y mirá qué hay alrededor, dónde está todo, a qué distancia. Un día puse en duda todo, y el todo quedó batiéndose siempre, como una coctelera que manos agitan. ¿de quien son esas manos? ¿dios es quien agita la coctelera del mundo?, diría, y evangelizaría apelando quien sabe a la idiotez más pura que todos, quien más quien menos, atesoramos.

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