9.9.07

Bajando me hundo.

Es porque es. Las explicaciones sin explicación. Si es que apelan a la idiotez, no lo sé. Y yo queriendo hablar de la mierda y terminando hablando de dios. Llegue acá por la cumbia, las ratas y el tango. Pasó así, finalmente varios cebos fueron puestos, a los que varias ratas se ve que accedieron, porque fue un griterío de ratas agónicas toda una noche, lo juro no miento. Llegar al papel, que ahora está detrás de tantas otras cosas, gritos y corridas. El fumigador dijo después que las ratas envenenadas, antes de morir, pelean entre ellas, y gritan. A lo cual yo… dije que… nada… titubeo… le abro una puerta, le abro otra, le muestro un agujero en el piso y le digo “tal vez por ahí se pueda poner cebos”, y puso, y desapareció al otro día, es decir que comieron, encontré despues otro agujero que… y así la casa, cada parte tiene un nombre y un especialista que se hace rogar y es bien pagáo. Y nada. Cumbia en la calle, parlantes puestos en la vereda con alevosía. ¿Bajar y decir “la vereda es de todos”?, estoy juntando, mirá que estoy juntando… al menos hay un escenario, hay un volquete. Cada queja esperando volar y llegar a su destino. Cada reclamo, cada ponerse firme, en los asuntos. Cada asunto, y ser especialista ¡¿y para qué?! Nunca estuve tan desesperado, si llegás a leer esto, no hagas nada, no te corresponde, solamente andá y mirá qué hay alrededor, dónde está todo, a qué distancia. Un día puse en duda todo, y el todo quedó batiéndose siempre, como una coctelera que manos agitan. ¿de quien son esas manos? ¿dios es quien agita la coctelera del mundo?, diría, y evangelizaría apelando quien sabe a la idiotez más pura que todos, quien más quien menos, atesoramos.

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9.9.06

Noche mala


No vengo a pedirte amor, ya no quiero tu cariño
Si una vez te ame en la vida no lo vuelvas a decir.
Me contaron tus amigos que te encuentras muy solita
Que maldices a tu suerte porque piensas mucho en mí.

Es por eso que he venido, a reirme de tu pena
Yo, que a dios le había pedido que te hundiera más que a mí.
Dios me ha dado ese capricho y he venido a verte hundida
Para hacerte yo en la vida lo que tu me hiciste a mi

Ya lo ves como el destino todo cobra y nada olvida
Ya lo ves como un cariño nos arrastra y nos humilla
Ay, que bonita es la venganza cuando dios nos la concede!
Yo sabía que en la revancha te tenía que hacer perder

Ahí te dejo mi desprecio, yo que tanto te adoraba
Pa que veas cual es el precio de las leyes del querer

2.9.06


Ahora puse un casette y suena Julie London. Que ya es algo, es la incomodidad de la ropa que se sospecha es de parientes muertos. Pero linda ropa. Lindo el entramado de la tela. Bueno, suena una canción ahora, decía, que ya es algo. Desde afuera frío, lluvia lenta y pizzeria que cierra. Adentro de otro afuera: sillas ya sobre las mesas. Acá adentro: pensando en conversaciones intercambios absurdos de ideas. ¡No voy a dejar esta vez que las palabras pesen más! No sé si me entendés, que lo que se ve, ya no más dadá. Pero las palabras son ellas traviesas, y hacen creer que estuvieron puestas ahí siempre, vos y yo lo estamos creyendo ahora. Todo esto fue la canción. Entonces, el teléfono hace el ruidito que indica que alguien llamó pero no dejó mensaje. Acá no hay identificador de llamadas quiero que lo sepas, ni sensores con claves en la paredes. Yo digo, uno se relaciona a diario con diferentes personas, no se topa uno con la especie humana al salir a vivir, son individuos. Vos decís, vos mirás, vos te reís, das vueltas de polleras y brazaditas de pescadito. Y te acurrucás. Entonces para uno de los dos el día terminó. Pero existe el sueño, y te pregunto si en el sueño se cambia el humor. Si nos acostamos de tal manera y nos levantamos de tal otra. Y al final, otra vez, tuve que reinventar de apuro, un pasado nuevo.

22.8.06


Somos varios
hartos de tanto tango
tanto futbol
tanto caminito
la boca tambien es
un borde sucio, agudo guaraní
humedad luna
y temblor

26.9.05

Un día


Tal vez lo interesante sea que se instaló una suerte de ritual de vigilia. Tuve que parar y limpiar el teclado, es increíble como se junta polvo en esta casa, qué está pasando con mis dedos, por favor, no le dan con precisión a la tecla, las confunden en este momento, duelen los dedos. En la cocina pensé cosas para escribir y ahora frente a la hoja estoy en blanco. Pasé por Plaza de Mayo, me encontré con Carolina Chiquita, podemos quedarnos en silencio ella y yo, largo rato, eso nos pasa cada vez, esa permanencia silenciosa. Estaba con su hermana Patricia, sonriente, en exceso.
Pero no somos capaces de comprender. No me cabe ese actor psiquiatra. Yo tan triste en ese subte con mi libro. Subte: mujeres que se maquillan en el subte. En el subte se apela a la caridad. Seguí por diagonal hacia la Plaza de Mayo.